La integración de la agenda ambiental tiene como objetivo el identificar y ponderar los problemas ambientales actuales y potenciales del ámbito del ordenamiento ecológico, así como, a los sectores económicos, sus interrelaciones, sus intereses e impactos ambientales.

En el proceso de Visión Compartida se convocó y trabajó con las representaciones de los siguientes sectores:

  1. Agricultura
  2. Ganadería
  3. Pesca
  4. Acuicultura
  5. Turismo, y
  6. Conservación

Para integrar la agenda ambiental, una vez identificados los sectores económicos, se construyó la matriz de relaciones que muestra la ilustración.

Así, las actividades productivas que se realizan sobre los ecosistemas terrestres, costeros y marinos, son reguladas por el orden federal, estatal, municipal y ejidal a partir de un amplio marco normativo que faculta a diversas dependencias, para operar procesos de regulación y fomento específicos.

Dos de las preguntas que responde la agenda ambiental es: ¿cuál es el interés de cada sector para el desarrollo de su actividad?, y ¿en qué partes del territorio las desea realizar? Esto implica conocer los objetivos de las actividades de cada sector, así como las regiones en donde pretende desarrollarlas.

Para conseguir esta información, se realizó en agosto de 2017, un taller de planeación participativa, para identificar las interacciones sectoriales que provocan sinergias o desequilibrios en los ecosistemas, por efecto de los asentamientos humanos, infraestructura y de las actividades económicas, o de otras actividades humanas o fenómenos naturales, y los impactos positivos y negativos de las actividades productivas y sociales, que tengan o puedan tener efectos, en el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, el mantenimiento de los bienes y los servicios ambientales, y la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad en el área de estudio. También sobre la oferta y demanda de recursos naturales, la generación de emisiones, descargas y desechos y la infraestructura para su manejo y disposición.

El taller se dividió en tres unidades. La primera se refiere a la percepción que declararon los participantes sobre los efectos del cambio climático en la concreción de su ámbito productivo; en una segunda parte se presenta el resultado del ejercicio de valoración de prioridades de los sectores mediante el uso de la herramienta de análisis multicriterio; y finalmente, se presenta la visión que tienen los sectores, respecto a los conflictos tanto en la dimensión sectorial como intersectorial.

  

En abril de 2018, se realizaron talleres para la revisión a los modelos de aptitud que permitieron además el identificar las unidades de producción. Para analizar la vulnerabilidad ecosistémica, se construyó un modelo que pondera la fragilidad ambiental, con la concurrencia de la presión que ejercen las actividades económicas en el 
territorio. También se elaboró una descripción de la vulnerabilidad, a causa de la sismicidad, y la trayectoria y frecuencia de huracanes. Se incluyó la percepción de los participantes en el taller de diagnóstico, sobre los efectos del cambio climático. En particular, se solicitó a los asistentes al taller, una ratificación de las ponderaciones registradas sobre la percepción sectorial de los efectos del cambio climático.

  

El modelo de presión sectorial agrupa la información del territorio en función de la intensidad con la que los sectores productivos ejercen presión sobre él. Este modelo realiza una innovación en la metodología para determinar el grado de presión, combinando dos fuentes de información. En los estudios tradicionales de ordenamiento ecológico, la presión se estima a partir de la información que proporciona la cartografía oficial, por lo general, mediante la comparación entre diferentes años, sobre la capa de uso de suelo. En este estudio, la 
innovación consiste en combinar la información provista por el INEGI en la Serie VI de Uso de Suelo y Vegetación (INEGI, 2017), con la proporcionada por los propios productores participantes en los talleres de caracterización y diagnóstico, respecto a la presión que ellos perciben sobre el uso del suelo, y que ha sido explicada con detalle, en el capítulo de caracterización.

Así, en el taller de diagnóstico realizado en abril de 2018, se sometió a consideración de los asistentes, el tablero de los polígonos con la clasificación resultante del ejercicio intersectorial. El inventario de los 89 casos fue clasificado por tipo de problema, por tipo de sector que lo identificó, y por la intensidad asignada por los propios productores a cada problema.

  

En particular, se preguntó a los asistentes si reconocían los 89 polígonos que Parábola Ambiental había trazado, con base en los carteles y etiquetas del taller previo. El 52.8% de los polígonos fue considerado como correcto en su trazo y contenido. El 14.6% fue referido como correcto, pero se adecuaron los vértices de los polígonos. Sólo en seis casos se aplicó el desplazamiento total del polígono; y en otros seis casos el trazo era correcto pero el contenido era diferente.

Adicionalmente, en las mesas surgieron nuevos planteamientos, por lo que fue necesario incorporar nuevos polígonos. Los participantes de los talleres de agosto de 2017 y abril de 2018 representaron en los mapas un total de 134 polígonos (89 en Caracterización y 45 en Diagnóstico) que, al momento de conjuntarlos en el sistema de información geográfica, se sobreponían en una buena cantidad de casos. Es decir, problemáticas diferentes se ubicaban por parte de sectores diferentes, en un mismo sitio.

  

Del total de los 134 problemas, 40 se sobreponían, por lo que se fusionaron, resultando 91 polígonos que contienen la totalidad del inventario de problemas, menos aquellos que fueron eliminados por decisión de los asistentes al taller, o por temas que rebasan la dimensión regional, y que no pueden ser representados en un mapa, como el caso de las plagas ganaderas que abarcan la totalidad del municipio, y en consecuencia su análisis deberá realizarse a nivel de políticas públicas municipales.